Encontrar aquello a lo que dedicar nuestra vida puede ser un camino que dure toda la vida. Un camino en el que lleguemos al lugar que decidimos ir o un camino que nos lleve a los lugares ya conocidos, a los que fue o va la sociedad.
La interrogante que te propongo recorrer “¿Alguna vez te preguntaste a qué queres dedicar tu vida…?” es un punto de apoyo para respondernos a nosotros mismos qué relación hay entre el camino que hemos recorrido y el lugar al que queremos llegar.
A los 16 años en un verano bastante caluroso, cuando mi rebeldía adolscente injustificada me llevaba a pensar que las vacaciones eran un sinsentido burgués, con una enorme contradicción en mi interior le plantee a mi padre que quería trabajar con él. Creo que no fueron más de 3 semanas las que trabajé de cadete, y de esa primera experiencia lo que más recuerdo fue algo que mi padre me dijo luego de la primer tarea que me encomendó hacer. Tenía que llevar no sé qué papeles a otra oficina, un trabajo folclórico de la capital federal de Argentina, tomarme el subte B, bajarme en pleno centro, entregar esos papeles y volver. La sorpresa que se llevó mi padre cuando a los 20 o 30 minutos estaba yo de vuelta. Se sonrió y me dijo que tenía que tomarme el trabajo más tranquilo, que no había apuro. Yo no entendí por qué me decía eso, había hecho el trabajo rápido y bien, ¿Qué es lo que estaba mal?
Esa escena estuvo muchos tiempo dando vueltas en mi cabeza, durante años no entendí por qué mi padre me había dicho lo que me había dicho, y nunca le pregunté tampoco a qué se refería con “hacelo mas tranquilo, no hay apuro”. Después de varios años resignifiqué esa escena de mi primer experiencia de trabajo.
Reconocí que no es lo mismo hacer algo que “sacarme de encima” lo que estoy haciendo. “Sacarse de encima” una tarea es algo que yo decía mucho, es una expresión muy Argentina, que nos habla del lugar desde el cual hacemos lo que hacemos. Es creer que las tareas son algo a sacarnos, como si fuera que sobran, que son un peso que está sobre nosotros que va a desaparecer cuando hagamos lo que “hay que hacer”, y recién ahí seremos libres de esa carga.
Pensar así, durante años, muchos años, no sólo que no me funcionó sino que hizo que en mi día a día haya más desgaste, frustración, sufrimiento, enojo, malos entendidos, que el día a día se vuelva más pesado, más denso.
Esa carga en la que cada quien pensamos cuando tenemos que hacer una tarea, jamás es la tarea. La carga es creer que no hay algo que apreciar de eso que estamos haciendo, por más sin sentido, inútil, molesta que parezca esa tarea, por más que nos creamos que nosotros estamos para cuestiones más grandes, más importantes, esa tarea con la que nos encontramos está ahí por algo y para algo.
Es imposible que valores tareas más grandes si no valoras las tareas más pequeñas.
Muchos años después de esa primera experiencia de trabajo, en un lugar en el que se me confió mucha responsabilidad, por yo no hacer el recorrido de aprender a valorar las pequeñas tareas y los pasos dados, me creí por encima de la oportunidad que me dieron, y lo que parecía un gran crecimiento se me volvió en contra.
Ya sea que estés en la instancia de evaluación, planificación, gestión o implementación de tu proyecto, si lo que haces es desvalorizar tus tareas lo que estás haciendo es resignar tu presencia. Y el peligro más grande está en que si vos no decidís a qué le das valor en tu vida, esa valorización la decide otro por vos, y pasa a ser todo lo mismo, como si no hubieran diferencias.
Valorar algo es mucho más que poner un precio, es significar y darle un sentido a ese algo.
Como la clave valiosísima que aprendí años después en la Escuela E.D.I.P.O., que me enseñó y enseña que el apuro no es Metódico, pero que la velocidad es innegociable, y fue gracias a ese aporte que puede resignificar la frase de mi padre.
Esa primer tarea que me tocó realizar en mi primer trabajo yo la hice desde el apuro, y ese apuro no es más que la intención de querer sacarme de encima lo que estoy haciendo. En cambio, considerar la velocidad es entender que hay un cierto ritmo en el universo al que no podemos no atender, y ese ritmo está directamente relacionado a las leyes que rigen el universo y que recorreremos en los próximos escritos.
***Juan Ignacio Costoya***
Este Articulo, al igual que Varios que lei de Este Blog, es SuperValioso. Me Aporta muchisimo Juan Ignacio. Muchas Gracias!!!
Gracias por compartir, no me había dado cuenta de que en algunas cuestiones de mi vida tengo ese pensamiento de querer hacer rápido alguna actividad como si se tratara de una carga o como si terminarla pronto me diera algún mérito. Gracias también porque me orienta hacia lo que es Valorizar.
Armando