“La personalidad de la ciencia no es ni la de un noble caballero ni la de un ogro despiadado. ¿Qué es, pues, la ciencia? La ciencia es un gólem”[1]
Son muchas las cosas que en mi vida he dejado de hacer antes de tiempo, y con “dejar antes de tiempo” me refiero a dejar algo cuando aún no había realizado el recorrido con el cuál tomar esas decisiones. No se trata de “arrepentimientos”, si se trata de entender por qué hay ciertas cosas que dejamos de hacer de un momento para otro, y por qué seguimos haciendo ciertas cosas durante años y años aún cuando eso realizado no pasa de más de lo mismo.
La primer carrera que yo elegí estudiar fue periodismo. Siempre me gustó leer, investigar y escribir, y por alguna razón elegí esa profesión aún cuando no había alguien en mi familia que se dedicara a ese tema. En ese momento de mi vida no tenía mucha orientación ni referentes con los que decidir qué carrera estudiar.
Los primeros meses me enamoré de la carrera de periodismo, ir a conferencias en donde se presentaban diferentes personajes reconocidos para ser entrevistados, donde teníamos la oportunidad de realizar nuestras preguntas y escribir notas de cobertura. También me encantaba la dinámica de ir a la calle de improviso a encontrar una historia que fuera digna de una nota, y escribir en ese mismo momento, espontáneamente, en computadoras que sólo tenían DOS, casi como máquinas de escribir. Todo ese contexto hacia que la carrera y el lugar en sí mismo tuviera un misticismo muy particular.
En un momento empecé a notar que muchos de mis compañeros eran mucho más grandes en edad, que ya tenían otra carrera realizada, experiencia en muchos trabajos, historias para contar. Entendían cosas que yo no, y sabían sobre temas que yo desconocía por completo. Los profesores cada vez insistían más en que sepamos sobre ciertos temas de historia, política, economía, cuestiones contextuales en general, y yo seguía en modo “colegio secundario”, hacer lo mínimo para aprobar y listo, sólo le dedicaba más tiempo a leer los libros que me recomendaban, y a lo que sí me gustaba, escribir.
Ese “no saber” sobre ciertos temas, cada vez me acorralaba más, era como tener a Mike Tyson de frente en un cuadrilátero, no había forma de escaparle. Esa es la imagen y la creencia que yo me armé de esa situación.
Tanto hice crecer esa idea en mi de “hay tantas cosas que no se, entonces no puedo”, que sin haber concluido el primer año de periodismo decidí cambiarme de carrera y estudiar la licenciatura en sociología. Mi idea en ese momento era: “primero aprendo, sé de ciertos temas y luego vuelvo a estudiar periodismo”, que es lo que en ese momento a mi me gustaba y decía que quería estudiar y ejercer.
Esa idea y creencias que yo armé en mi cabeza, esas conclusiones a las que llegué con el “si, entonces” (“si hay tantas cosas que no se, entonces no puedo”), me llevaron a que no haga ni una carrera, ni la otra. No sólo que no volví a estudiar periodismo, sino que tampoco terminé la carrera de Sociología (sólo hice 2 años de esa carrera). Años después si concluí dos carreras, una terciaria y una licenciatura, pero eso es para otro momento.
El punto es, ¿necesitas saber para lograr el Resultado que te proponés? El Saber es algo necesario, si, pero jamás el Resultado que queres lograr se limita a un saber o no saber. Si te frenas ante el saber o no saber le estás dando tu lugar a una creencia, la de que sólo podes hacer tal o cuál cuestión si sabes, y esa creencia es propia de un paradigma imperante, el de la ciencia, que nos hace creer que no es posible lograr algo si de antemano no sabemos.
El saber puede llegar por vías muy diferentes a las que nos imaginamos, y hay cientos de personas reconocidas en la historia de la humanidad que lo demuestran. Tal vez el caso más conocido es Einstein una de las personalidades declarada como de las más inteligentes del siglo XX, a quien jamás le interesó adaptarse a las convencionalidades del sistema educativo universitario, o a las metodologías científicas tradicionales, sino que usó ese saber como una vía más, hasta al punto en el que ese mismo saber no le permitió avanzar[2]. Fue allí que para lograr su Resultado tuvo que integrar otro paradigma, el de la cultura Hopi, que le aportó otra concepción del espacio/tiempo. Fue esa integración, que va más allá del saber, la que le permitió a Einstein llegar a los descubrimientos y avances que ningún otro científico de esa época había podido llegar.
¿Con qué construimos esas creencias? con el Si…Entonces, y cada paradigma imperante tiene su propio Sí…Entonces.
Todas las construcciones que hagas desde esta lógica, arman creencias que a ti te toca decidir si son acordes para lo que queres generar en tu Vida o no.
Si en tu recorrido a tu Resultado te frenas ante lo que sabes o no sabes, lo que estás haciendo es darle tu poder, tu decisión de Vida, a quien dice que sabe. Tampoco se trata de no saber, si no de que esa creencia no te limite, y si lo hace, reconocerlo, para ir más allá de ese límite.
El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga"
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga. [3]
***Juan Ignacio Costoya***
[1] The golem: what you should know about science, Harry Collins & Trevor Pinch, 1993
[2] Recomiendo la serie Genius, dónde se puede ver esto mismo que estoy relatando.
[3] Jorge Luis Borges, El Golem
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