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Oferta y Demanda

Actualizado: 18 feb

Cuando planificaba junto a mis compañeros de trabajo los talleres y las actividades que realizábamos en la fundación, jamás planificábamos cuál queríamos que fuera la respuesta de los jóvenes que participaban de ese encuentros, simplemente nos limitábamos a pensar con qué captar la atención.


Es un error que al momento de planificar, lo que sea que quieras planificar, no consideres qué lugar tiene el otro en ese plan, por que las reacciones y la respuesta de ese otro es lo que te permite conmensurar si lo que planificaste llega a donde vos te propusiste o no.


Cuando nos descubrimos ante esta situación de que en nuestro plan no hemos considerado qué lugar tiene el otro, el automatismo que nos surge es creer que entonces hay que hacer según lo que el otro quiere, es lo que nos han enseñado a través de la famosa ley de oferta y demanda, ofertar en base a lo que demanda el cliente, el usuario, el consultante, el paciente, etc. Si seguimos por la vía de ese automatismo hemos caído en una trampa, la trampa de dedicar nuestro tiempo a seguir detrás de todas las demandas de turno que surjan.


Para que quede claro, conmensurar es poner referentes de medición, en tiempo, en dinero, en bienes, en reacciones, en respuestas. El Resultado y las Estrategias tienen que ser conmensurables, si no lo son no hay posibilidad de que te enteres si alcanzaste o no ese Resultado y esas Estrategias.


Al brindar los talleres en la fundación la reacción que muchas veces tenían los jóvenes era de resistirse a la actividad, no importaba que tanta dedicación poníamos en el diseño del taller, ni cuantas cuestiones creativas o innovadoras poníamos en juego, ni siquiera importaba si hacíamos lo que ellos mismos en algún momento habían dicho que les interesaba. Seguir la demanda, lo demandado, jamás funcionó. Incluso lo que parecía funcionar algunas veces al poco tiempo también era ninguneado y despreciado.


Seguir la demanda del otro (del cliente, del usuario, de quien dice estar interesado en lo que brindas) no sólo que no funciona, sino que te mete en un laberinto en el cuál cada vez quedas mas atrapado y a merced de esa demanda, que puede funcionar o no.


"No se requiere mucha fuerza para levantar un cabello, no es necesario tener una vista aguda para ver el sol y la luna, ni se necesita tener mucho oído para escuchar el retumbar del trueno"[1]

Igualar lo que el otro demanda a lo que el otro necesita es un reduccionismo, tal como nos venden en esas frases hechas que no nos aportan más que tal vez, un juego de palabras. Entonces, ¿Con que si considerás el interés del otro al mismo tiempo que no dependes de la demanda del otro?


Estando en la fundación yo no contaba con las herramientas que ahora les comparto. Esos dos años de trabajo en la fundación, donde a veces trabajaba 12 horas por día siendo responsable de grupos de más de 25 jóvenes muy conflictivos, a los que por su comportamiento habían echado de las escuelas públicas de la zona, me pusieron de frente ante las más fuerte demandas, que las encontraba afuera y estaban también dentro mío.


Dirigirte a tu Estrategia para alcanzar tu Resultado es lo que te permite integrar y usar lo que parece imposible de Integrar: eso que el otro te demanda y lo que vos queres lograr en una situación. 


Más allá de cualquier afirmación exacta que pueda brindarte, son las interrogaciones las que en esta instancia más van aportarte: ¿Cuáles son las demandas que vos seguís?, ¿Cuales son las demandas que vos generas?, ¿Con qué te aseguras que te dirigis a tus Estrategias y Resultado?


***Juan Ignacio Costoya***


 

[1] Sun Tzu, El Arte de la Guerra


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