Avanzando hacia profundizar y ampliar las herramientas presentadas, y en eso también comprender su uso práctico, en este escrito les propongo hacer foco en una situación en particular y trabajarla con los términos de planificación que venimos recorriendo.
A los 19 años le propuse a un amigo un Resultado muy concreto: durante un año entero teníamos que ir a un recital cada fin de semana. No fue en términos de Resultado que yo le planteé esa propuesta, a esa edad ni pasaba por mi mente la planificación, organización o gestión, era más bien un aventura, un desafío que nos conectaba con algo que nos interesaba a ambos.
Ese tiempo de recitales se extendió a mucho más que un año, y fueron muchos más recitales que los 50 que pueden entrar en un año calendario. Vimos bandas musicales de literalmente todos los géneros musicales, bandas reconocidas, bandas unders, en lugares muy distintos de la capital y el interior del país.
Sin saberlo, y creyendo que no tenía en claro qué es lo que quería, algo sí me había propuesto y lo hacía vez a vez en continuidad, incluso sin que la excusa de no tener dinero sea algo que nos frene. A esa edad, trabajando de cadete, en el videoclub o en mis primeras experiencias en la fundación, mucho dinero no tenía, pero siempre encontrábamos la vía para ir también a recitales gratis o negociar con algún conocido que no nos cobraba entrada.
No había en ese entonces cuestión que sintiéramos más propia que cada uno de los momentos en que íbamos a un recital, incluso pasó de ser un desafío a algo necesario.
En esos tres párrafos ya podemos ver y comprender qué es lo que se pone en juego en una situación así.
Si te proponés o propusiste alguna vez un desafío a alcanzar, el que fuera, es por que hay en ti una fuerza que te lleva a querer ordenar lo que pensas, y dirigir hacia algún lugar concreto tus pensamientos, energía, vida, vocación, etc.
Ese desafío podemos pensarlo en términos de Resultado si entendemos que el Resultado cuenta con un referente muy concreto, tiene que ser algo que nos parezca imposible de lograr, que vaya más allá de lo automático en nosotros.
Resultados que pueden parecer imposibles, como: “Quiero mi casa propia”, “Quiero ganar x cantidad de plata”, “Quiero ser un artista reconocido”, “Quiero crear una familia”, o incluso algo que en principio puede parecer mucho más simple como “ir a ver un recital todos los fines de semana”, son Resultados que te postulas a ti mismo, aún sin ser consciente de ellos, la diferencia está en desde dónde formulamos ese Resultado.
Articulando con lo recorrido en el escrito anterior [1] es liberador en este punto preguntarse, ¿Ese Resultado que decido alcanzar es un Resultado propio o es un resultado del otro en mi? Si es un resultado del otro en mi no puedo decir que lo estoy decidiendo, sino que hay algo que decide por mi. Y podemos ir a un nivel más de profundidad. Si alguien cree que no tiene un Resultado a alcanzar, esa creencia ¿es una estrategia del otro?
Empezamos a necesitar referentes con los que ordenar, qué es mío, qué es del otro, con qué armo mi Resultado, con qué armo mis Estrategias. Planteados así dejan de ser conceptos vacíos que nombramos como si fueran todo lo mismo (resultado, estrategia, táctica…), para ser conceptos que nos brindan un ordenamiento que nos interrogan de manera personal. A punto tal que lo que nos parece íntimamente propio, como el resultado de comprar una casa propia, o el hecho de decir “no sé a qué dedicar mi vida” o “no tengo una vocación", nos muestra que eso está ahí para que en nuestro recorrido cada quien develemos de dónde viene esa creencia, y decidamos qué hacer con esa creencia.
Si alguien que se pregunta a qué dedicar su vida o cuál es su vocación, se pregunta a sí mismo, ¿qué pasaría si en vez de esperar que la vocación venga de otro elijo algo que me parece imposible de lograr?, ¿y si lo logro?, ¿cuál sería mi reacción, la de mi familia, la de mis amigos, la de la “sociedad” si yo lograra eso que me parece imposible de lograr?
Así como ordenamos conceptos también abrimos universos de nuevas preguntas detrás de cada afirmación.
Entonces, poner en palabras tu Resultado y tus Estrategias, ¿es un primer gran paso para qué?, en principio, y qué nivel de principio, para ordenar qué es tuyo y qué está en ti pero no es tuyo.
Una de las bandas que fui a ver más veces en ese tiempo de recitales, más de 35 veces, fue Nonpalidece. Escribiendo este escrito me encontré de casualidad una entrevista [2] realizada al cantante, Nestor, en la que él decía que jamás pensaron que su banda iba a sostenerse en el tiempo, y que un día, eso que pensaron que era imposible de lograr fue posible, y se dieron cuenta que si hicieron posible alcanzar lo que se habían propuesto entonces ahora podían alcanzar algo aún más grande.
No se trata de ambición, que tampoco estaría mal si así lo fuera, si se trata de darle un sentido y un valor a lo que hacemos para crearnos a nosotros mismos. El Resultado es la excusa con la cuál vernos ante el reflejo y hacer del caos de ideas un orden propio.
Alcanzar un Resultado no solamente es para alcanzar ese Resultado, sino también para transformar esas creencias arraigadas en nosotros. Que lo imposible lo hagamos posible, y que eso que ahora es posible sea la base para algo aún mayor. Entonces es buena idea fromularnos un Resultado que nos parezca imposible de alcanzar, por que al alcanzarlos habremos logrado mucho más que “una casa”, “dinero”, “alguien con quien compartir la vida”, estaremos caminando un camino que podemos decir que es propio.
Y es esa voz que está en tu cabeza,
Y no manejas lo que piensa,
No, en estas condiciones, no
Es la razón por la que cambié
Y si lo que ves es lo que es
Ya no respeto tu sistema
No pertenezco a tu sistema
Y ya te han dicho que es imposible
Y lo imposible solo tarda un poco más [3}
***Juan Ignacio Costoya***
[1] Recorrer escrito “Hecho social” [2] Enrevista (32:00)
[3] “La Voz en Tu Cabeza”, Nonpalidece.
Kommentare