Desde hace 12 años me desarrollo dentro de ámbitos estatales, privados y organizacionales en escalas de impacto muy variadas, y siempre me ha interesado entender que es lo que planificamos cuando nos proponemos alcanzar algo. Con el objetivo de canalizar todo lo aprendido en este tiempo es que me propongo realizar una serie de artículos dedicados al concepto de planificación y su aplicación en la cotidianeidad.
La planificación como concepto dispara un montón de percepciones e interpretaciones, muchos son los autores que han elegido dedicarse a desarrollar este concepto y en los últimos 100 años han surgido muchas corrientes “nuevas”. Algunos de esos autores afirman que las primeras experiencias de planificación comenzaron en la década de 1920 en la Unión Soviética a partir del GOSPLAN y con el New Deal en 1933, también hay muchos que afirman que se da a comienzos de la década del 50 con la segunda guerra mundial. Muchos afirman también que la planificación pareciera ser algo inherente al ser humano, que incluso el neandertal tenía la capacidad de planificar para cazar y vivir en comunidad. Y otros autores más vinculados a las neurociencias afirman que “...la capacidad para planificar, cómo el habla, son habilidades consideradas marcas de identidad del género humano”.
De todas esas interpretaciones la planificación estratégica (PE) pareciera ser el modelo más reconocido en la actualidad, pero con el tiempo han resonado con más énfasis modelos alternativos que tienen muchos años de recorrido, como la planificación estratégica situacional (PES), la planificación participativa y gestión asociada (PPGA), la planificación prospectiva (PP) y la planificación comunicacional (PC). Cada una de estos modelos elige enfocarse en ámbitos diferentes de desarrollo y afirma tener una mirada más integral y con mejores resultados que “sus competidoras”. Existen casos de aplicación de cada una de estas planificaciones en todos los ámbitos (estatales, empresariales y organizacionales), y aunque muchas veces se pretenda encorsetar a cada uno de estos modelos a una concepción política, económica y social determinada, lo cierto es que existen multiplicidad de ejemplos de aplicaciones muy diversas y variadas.
Como podemos observar pareciera que hay interpretaciones diversas con respecto al concepto de planificación y su origen, pero hay también en principio algunos puntos en común desde los cuales pensar este concepto: Resultado, Estrategia, Táctica y Personas. Todos estos modelos están de acuerdo en que para alcanzar el Resultado que deseamos precisamos de una Estrategia, que a su vez se implementarán por medio de Tácticas a través de personas y equipos de trabajo que son también quienes planifican.
Pero antes de avanzar con lo que pareciera que están todos los modelos de acuerdo dentro de sus diferencias, considero que es importante que hagamos un recorrido por el origen de la planificación, tal vez allí encontremos alguna clave.
La etimología de la palabra planificación proviene de plan, y la palabra plan tiene orígenes provenientes del latín y de la raíz indoeuropea. Las principales palabras que definen su significado son: plano, plasma, planeta, planta, diseño, extender y esparcir, palabras que como vemos contienen una variedad de disciplinas como la física, la astronomía, la química, la psicología, etc. Pero… ¿Existe en la palabra Plan una división entre disciplinas, o estamos exigidos a pensar el significado de esta palabra dentro del contexto en el que nació, donde las ciencias no se encontraban separadas sino que eran todas una misma forma de pensar el universo y todo lo contenido en él?
Analizando la palabra Plan desde su origen etimológico nos encontramos primero con la palabra plano, una “representación esquemática, en dos dimensiones y a determinada escala, de un terreno, una población, una máquina, una construcción…”.
Aparece en esta definición también la palabra diseño, que “está tomada del italiano...en español tenemos la palabra designio, cuyo origen latino designare, compuesta con de- y signare, supone dar nombre o signo a algo”.
Plan se define también con las palabras extender y esparcir, ambas refieren a la acción de “hacer que ocupe más espacio”, y su distinción reside en si en esa acción de ocupar más espacio existe la división o no. Cuando extendemos algo ocupamos más lugar sin división, cuando esparcimos algo decidimos si queremos o no dividir eso para que ocupe más espacio (ejemplos: un mapa se puede extender para hacerlo crecer, pero no se lo puede dividir por que deja de cumplir su función. A las semillas se las esparce para que una planta de lugar a otra, es una decisión ponerlas por separado por que es mas eficiente).
Nos encontramos también con las palabras planeta que “viene del griego planetes, y quiere decir "errante", "vagabundo", es decir "que anda de un lado al otro, sin tener una posición o lugar fijo", y planta que “viene del latín...y refería a la parte del pie que toca el suelo”.
De todas las palabras que definen a Plan la que más llama la atención sin dudas es plasma, que “viene del griego plasma, figura, formación, materia moldeable”, que podemos encontrarlo también en el verbo plasmar (dar forma a algo), y que ha sido utilizada hace relativamente poco tiempo por la NASA como un sustantivo que define al 4to estado de la materia: antes de algo ser sólido, líquido o gaseoso, es plasma. Aunque también se afirma con mayor contundencia que no es el 4to estado, sino el estado 0, anterior a los otros tres.
Son realmente muchas las palabras que definen al concepto plan, entonces... ¿existe una correlación entre todas ellas? Estamos acostumbrados a otorgarle a las palabras un solo significado porque nos han convencido que es la mejor manera de entendernos y comunicarnos. En muchas culturas de oriente, nativas de américa latina, o culturas iniciáticas como por ejemplo los egipcios, las palabras tienen mucho más que un significado, contienen enseñanza, mitos, origenes, aprendizaje contenido en los significados que se transmite en el preciso momento en el que se nombra esa palabra. En occidente en post de efectivizar nuestra comunicación para que sea más rápida y precisa hemos aprendido a acotar los significados. En esa búsqueda por simplificar muchas veces no nos damos cuenta que estamos nombrando algo que en realidad no es lo que queremos decir. Avancemos entonces con nuestra comprensión de la palabra Plan, que como podemos ver contiene universos en sí misma.
Es realmente sorprendente que la palabra plan contenga en su mismísimo significado todo lo que los modelos de planificación ponen en juego, incluso los que “creemos” que existen desde hace solo 100 años. Gracias al ejercicio que hemos realizado podemos comprender que en la palabra plan convive una íntima relación entre plan y palabra, ya que como vimos, etimológicamente hay acciones contenidas en las definiciones que consisten en dar nombre/significado (designio) y forma (plasma) a algo, con la intención de que eso ocupe más espacio (expandir y esparcir), manteniéndose en movimiento (planeta) y al mismo tiempo estando en contacto con el suelo (planta), bajo el ordenamiento de una representación esquemática (plano).
Leyendo esta definición construida de la unión de definiciones etimológicas se me viene a la mente todas las palabras que se usan en la actualidad para decir que una planificación abarca más y es más efectiva que otras. En la definición propuesta podemos inferir conceptos como integración, iteración, contradicciones dialécticas, modelo sistémico, comunicación, marco referencial, prospectiva, etc.
¿Entonces la palabra plan, ya desde su etimología, contiene todo lo que hoy entendemos por plan y planificación? Evidentemente contiene todo lo que hoy entendemos por planificación y tal vez, aún más.
Nos queda entonces comprender qué relación tiene esta definición bajo un mirada que nos permita relacionar la definición trabajada con lo que nos quedó pendiente, el Resultado, la Estrategia, la Táctica y las Personas que llevan a cabo dicho Plan. Avanzaremos en el próximo artículo en post de integrar dicha relación.
